Cultura
Una identidad propia, única en el mundo
La identidad vasca viene marcada por la profunda impronta de sus costumbres, danzas, fiestas populares, deportes rurales y su lengua milenaria: el euskera. Un carácter único definido por su tradición marinera y una fuerte alianza con la tierra. Un halo histórico envuelve cada elemento de su rica cultura, el misterio esculpe sus seres mitológicos y los ecos del pasado moldean sus instrumentos, el ritmo de sus canciones y “bertsos”.
La identidad vasca hunde sus raíces en una cultura basada en tradiciones ancestrales y el euskera, el idioma vivo más antiguo de Europa. Un misterio lingüstico que atrae a especialistas de todo el mundo para tratar de establecer su verdadero origen. La Real Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia, fundada en 1918, es el organismo oficial que regula el euskera y promueve su uso. Su biblioteca y archivo están abiertos a quienes investigan y ayudan en la difusión de los temas culturales vascos. Para el público en general, el centro de referencia es la Casa del Euskera de Bilbao.
El euskera cuenta con una fuerte tradición oral lo que ha permitido su pervivencia a través de los siglos. Encuentra su máxima expresión artística en los “bertsolaris”, hombres y mujeres que improvisan y cantan versos (“bertso” en euskera). Sus actuaciones son habituales en la programación de las fiestas populares. Además se organizan campeonatos anuales que siguen miles de personas.
El pueblo vasco cuenta con sus propias señas de identidad como la bandera oficial, la “Ikurriña”, concebida por el padre del nacionalismo vasco, Sabino Arana. Un territorio con un ordenamiento jurídico propio, basado en el régimen foral, que le dota de independencia en áreas del derecho tributario, fiscal o civil.
El gran icono de los fueros vascos es la Casa de Juntas de Gernika y su emblemático roble, donde se jura el cargo de “lehendakari” (máxima autoridad del Gobierno Vasco). Este árbol, que representa a Bizkaia, se plantó por primera vez en el siglo XIV y es escenario habitual de multitud de actos oficiales. Una de las tradiciones que enlaza directamente con la historia de la Casa de Juntas de Gernika es la de los “Montes bocineros”. Antiguamente, se hacían sonar bocinas de cuernos desde cinco cumbres de Bizkaia (Gorbeia, Oiz, Ganekogorta, Kolitza y Sollube) para anunciar que se convocaban las Juntas Generales. Una costumbre que se sigue rememorando cada 8 de mayo.
Otra expresión, íntimamente ligada a la cultura vasca, es el “irrintzi”. Un grito agudo y prolongado que antiguamente utilizaban los pastores vascos a modo de llamada y que permanece vigente como seña de alegría en celebraciones populares.
Los deportes tradicionales vascos gozan de una gran fama internacional. Todos ellos tienen relación con las tareas y oficios habituales en la vida de las antiguas generaciones. Los trabajadores de los caseríos medían sus habilidades a través de pruebas que hoy conocemos como “Herri kirolak”, que trascienden el ámbito deportivo y alcanzan una dimensión socio-cultural. Convertidas en icono mundial, estas exhibiciones asombran por la gran fuerza física, resistencia y destreza que se requiere para ser “aizkolari” (cortador de troncos) o “harrijasotzaile” (levantador de piedras).
El origen del deporte popular más reconocido internacionalmente, la pelota vasca, es exclusivamente lúdico, al igual que la cesta punta. Bajo esta denominación genérica se agrupan juegos consistentes en lanzar una pelota en un frontón. Los principales tipos son: “mano”, “pala”, “cesta-punta” y “remonte”. La pelota vasca cuenta con un calendario regularizado de partidos. En el caso de la ciudad de Bilbao, es el frontón Bizkaia Frontoia el que acoge estos encuentros, que siempre gozan de un gran ambiente.
Esta disciplina aspira a ser deporte olímpico en los próximos juegos de París 2024. Otros frontones que forman parte de la historia de este deporte son los de Gernika, considerado catedral de la cesta punta y uno de los más grandes del mundo en activo, y el de Markina.
Las competiciones de traineras son muy populares en toda la cornisa cantábrica pero tienen en Euskadi su máximo exponente. En torno a su origen hay varias teorías. La leyenda dice que la primera se celebró en 1617 entre Bermeo y Mundaka por la propiedad de la isla de Izaro. Otra teoría apunta a que se originaron en las carreras entre pescadores para llegar los primeros a los bancos de sardinas o a la caza de ballenas.
Las regatas de traineras son hoy en día una actividad deportiva que vive en verano su máximo esplendor y que reúne en los puertos a multitud de apasionados seguidores y seguidoras ataviados con los colores de sus respectivos equipos para hacer una gran fiesta de esta contienda deportiva.
En Euskadi hay una gran cultura musical con sello “basque”. Instrumentos autóctonos como la trikitixa, el txistu o la txalaparta marcan su propio ritmo, que siempre acompaña a las tradicionales danzas vascas. La mejor forma de disfrutar de estos sonidos y coreografías que han permanecido vigentes a lo largo de los años, es sumergirse en fiestas populares. Por ejemplo, en las de Lekeitio, se puede admirar la espectacular “Kaxarranka”, y en las de Durango, aún se baila el conjunto de piezas que compone la “Dantzari Dantza”. Cada año una localidad diferente acoge el “Bizkaiko Dantzari Eguna”, fiesta que celebra esta pasión por el baile tradicional. Un elemento esencial en cualquier festejo es el “aurresku”, una danza solemne y elegante habitual en bodas, inauguraciones y otros actos públicos y que se interpreta a modo de reconocimiento y homenaje a personalidades distinguidas.
Las danzas son el eje central del Festival Internacional de Folklore de Portugalete, que se celebra anualmente desde hace casi medio siglo y reúne grupos de todo el mundo. Bilbao, por su parte, es escenario del programa “Dantza Plazetan”, que busca poner en valor esta manifestación de la cultura popular vasca a través de romerías, alardes de danzas y pasacalles.
La identidad vasca también mantiene vivas sus expresiones culturales a través de artistas que han sabido reinterpretarlas y fusionarlas con otras corrientes vanguardistas. Es el caso de la compañía “Kukai”, Premio Nacional de Danza 2017, que se distingue por sus bailes contemporáneos creados a partir de coreografías tradicionales vascas.
Los txalapartaris de Kalakan por su parte, experimentan mezclando folk y otros estilos musicales y llegaron a actuar junto a la estrella mundial Madonna. Decenas de bandas y solistas de rock y pop usan el euskera como vehículo de expresión, cuidando, actualizando y proyectando el idioma más allá de las fronteras del País Vasco. En el plano cinematográfico, la reciente película ‘Dantza’, de Telmo Esnal, realiza un retrato costumbrista de la sociedad a través de sus bailes tradicionales.
El universo vasco en su conjunto tiene grandes citas marcadas en el calendario. Cada Semana Santa, Bilbao acoge el gran Festival de la cultura vasca, “basque FEST”, que reúne las principales expresiones del folklore a través de seis secciones: Zinema (cine), Gourmet, Kultura, Market, Musika y Sport. El protagonista absoluto de este último apartado son los emocionantes “Herri kirolak” (deportes rurales vascos). Es una ocasión única para admirar en una sola ciudad y de forma gratuita todas sus modalidades en exhibiciones diarias. En el plano de la literatura y la música euskaldun, el gran referente es la Feria del libro y el disco vasco de la localidad de Durango, que se celebra cada mes de diciembre desde 1965.
Toda cultura tiene sus propios mitos y leyendas ligados a los cuatro elementos. La diosa vasca de la Tierra es Mari, también conocida como la “Dama de Anboto”, capaz de adoptar cualquier forma, que cuenta con varios “refugios” por toda Euskadi. Las Lamias, mitad mujer mitad animal, viven en las cuevas, estanques o ríos vascos. Son el equivalente a las sirenas y ninfas en otras culturas y dependiendo de la zona, sus extremidades inferiores pueden ser de pato, pez o cabra. Entre los seres mitológicos masculinos destaca Basajaun, protector de los rebaños y pastores, Akerbeltz o macho cabrío pero, sin duda, el personaje más querido y favorito de los niños y niñas vascos es el Olentzero. Este carbonero baja del monte en Navidad para dejar regalos en sus casas. Cada mes de diciembre es tradición visitar la “Casa de Olentzero” para entregar las cartas navideñas. Está ubicada en el caserío más antiguo de Bizkaia, “Landetxo Goikoa”, que data de 1510 y es una de las atracciones del parque temático Izenaduba de la localidad de Mungia. Pequeños y pequeñas disfrutan de visitas guiadas teatralizadas, juegos interactivos y actividades relacionadas con la mitología vasca. Un ambiente mágico donde los personajes cobran vida personajes cobran vida.